El cerro Dúrika es una de las
montañas más prominentes de Talamanca con sus 3280 metros posee una gran
extensión de páramo que se extiende entre los cerros vecinos. La gira fue
realizada bajo la guía de Omar Zúñiga, excelente baqueano y conocedor de la
cordillera con mis colegas José Javier Montero, Ricardo Arias y Marlon Quesada,
los tres de la asociación Nido de Halcón.
Día 1
Comenzamos a ascender cerca de las 7am bordeando un afluente del río Ceibo pasando por una fuente de aguas termales, poco a poco las impresionantes sabanas, cabe decir que en la zona llaman sabanas a los zacatales, comenzaban a abrir paso con una pendiente bastante pesada, un calor bochornoso que sudábamos sin parar. Para sorpresa de todos encontramos en el ascenso una serpiente toboba de río Volcán la cual es bastante venenosa, seguimos y la pendiente solo parecía empeorar, la vista era una gran recompensa ante el gran esfuerzo no pude evitar asociar la región con el Valle de Cocora en el Quindío Colombiano, pero la verdad esta vista es aún mejor. Almorzamos cerca del cerro Amú 2500 msnm y el bosque abrió paso para ascender la conocida “Pared Verde”, entre vegetación, palos y ramas sobra describir la complejidad de este trayecto que nos llevó al cerro Surí y Akó en donde hicimos campamento cerca de las 5 pm a una altura de 2995 msnm.
Toboba río volcán |
Día 2
Salimos temprano para aprovechar
la despejada mañana y frente a nosotros se observaba majestuoso el Dúrika, este
posee la característica de ser un relicto volcánico, el más reciente de la Talamanca
costarricense y su pasado está gravado en las numerosas rocas blancas (Dacitas)
que se observaban en el camino, sus domos según Alvarado Induni están
localizados en las márgenes de la cuenca alta del río Lari que nace muy cerca
de allí aunque los domos que se visualizan en la cumbre dejan incógnitas sobre
su, tan desconocido, pasado geológico. Llegamos al Dúrika, ¡qué mejor regalo
que observar el Golfo Dulce, Corcovado y el río Coén-Telire cerca de ser
Sixaola al mismo tiempo!, la cumbre más alta de la región y vale decir que
también de la provincia de Puntarenas aunque es compartida con Limón. Seguimos
nuestro rumbo ante una amenaza de tormenta y fríos vientos que comenzaron a
nublar el paisaje, en este recorrido atravesamos los cerros Aká, el "Pico Halcón" (el nombre se debe ya que está innominado) para acercarnos a la cumbre del Elí donde
hicimos campamento en el páramo cercano a pequeños bofedales.
Día 3
Desayunamos con más calma que la
mañana anterior y fuimos en dirección al Bitsi pasando la cumbre del Elí, según
nos relata Omar quien ha ascendido los 52 tres miles de Costa Rica, el Bitsi es
el más complejo de ascender. Claro desde el Aká básicamente no existía ningún
sendero e íbamos caminando sobre vegetación y gracias al sofisticado grado de
orientación de nuestro guía. El Bitsi quizás sí es el más complejo de llegar,
representa obstáculos que nunca antes había experimentado a tal magnitud, poca
agua, senderos inexistentes, vegetación robusta, frío y este se encuentra
salido de la fila en territorio Talamanqueño. Sentimos mucha satisfacción de
llegar al Bitsi y observar su hito, pero debíamos caminar rápido en dirección
al Akatá y Brunka que se veían lejanos a la vista ambos superpuestos parecían
un enorme cráter. El collado entre el
Elí y el Akatá era realmente un obstáculo difícil, Omar con su machete en una
mano y gps en otra, abría paso demostrando gran habilidad, pero el avance era
lento, la vegetación entre ella la típica cañuela de altura nos raspaban todo
el tiempo al punto que ni atención le dimos, las manos con espinas, los pies igualmente
cansados, húmedos y raspados pero la concentración se centró en avanzar.
Llegamos al Akatá que carece de páramo y descendimos un poco para hacer
campamento. Error esa noche no fijar en un suelo plano la tienda pues
definitivamente no fue mi mejor noche.
Día 4
Era el último día, salimos
temprano en dirección al Brunka, pero sí, ese collado también estaba difícil,
aun así llegamos relativamente rápido a la cima que nos sorprendió con la vista
y un hermoso páramo donde se visualizaban flores entre ellas Guarias. Seguimos en dirección al Cabécar, pero a este
no llegamos a su cumbre dado el cansancio, aunque algunos si querían ascenderlo,
mi persona ya cansado, prefería descender y comer un delicioso casado y así
comenzamos el brutal descenso hacia el poblado de Santa María de Buenos Aires
en donde terminaría nuestra ruta.
Cabe decir que la ruta consistió
en dar la vuelta a la herradura montañosa formada por la cordillera de
Talamanca y rodea la cuenca del río Ceibo. Los compañeros de viaje fueron un
gran apoyo, todos aportaron algo de su experiencia, los chistes malos eran
parte de la rutina, la “jerga” de algunos, el que imponía las reglas para jugar
cartas, el frecuente bullying y las historias antes de dormir hicieron el viaje
bastante ameno. Créditos a Pico Aventura y los amigos de Nido de Halcón.
Fotografías del grupo
Logros
Amú 2505
Surí 2858
Akó 2995
Dúrika 3280
Aká 3225
Elí 3097
Bitsi 3060
Acatá 3002
Brunka 3030