lLos
exploradores españoles habían arribado a las costas del Atlántico costarricense
esperanzados en las constantes descripciones de una costa rica en minerales en
especial el oro. Las descripciones fueron pasando de explorador a explorador,
pero el inhóspito clima y las hostiles relaciones con los indígenas habían
provocado que Talamanca fuese una tierra en donde el dominio español no estaba
presente, varias revueltas indígenas habían provocado la destrucción de
poblados y fuertes españoles en la efímera jurisdicción de Duy y Mexicanos o
Tierra Adentro nombre con que se le conoció para la corona española.
No es extraño
imaginar que el dificultoso relieve de la Talamanca, sus impenetrables selvas e
imponentes montañas fueran el lugar perfecto para el escondite de los indígenas
ante la amenaza del apreso español y su posterior obligación a vivir en
ciudades o reducciones.
Uno de los
misterios más inquietantes que esconde Tierra Adentro es el misterioso poblado
de San Mateo, si bien nunca se logró definir la ubicación de las ricas minas auríferas
que ya eran mencionadas como El Tisingal. Muchos iniciaron la dificultosa búsqueda
de un tesoro perdido en las posesiones de la Costa Rica colonial que extendía
desde las Bocas del Toro a la boca del San juan aproximadamente. Según las
investigaciones de Percy Denyer para la Revista Geológica de América Central, este
nombre esta ligado al nombre de la capital hondureña Tegucigalpa antes Tafuzgalpa
o Tierra de Oro.
En los años
1709 y 1714 el poblado de San Mateo creado como protección de la ciudad de Cartago
ante invasiones de Talamanca es destruido para siempre quedando en el completo
olvido. Muchas conspiraciones han surgido no aclaradas sobre los cimientos de
esta antigua fortaleza española en Tierra Adentro. El periódico La Nación
publica el artículo en el que los buscadores del vuelo perdido argentino TC 48
el cual se cree perdido entre la selva de la Fila de Matama, logran encontrar
cimientos de una posible fortaleza, pero claramente no indígena en este sector.
También sin claras pruebas se menciona la existencia de sitio arqueológico del
cual me es imposible hablar al respecto ante la falta de clara pruebas. Las incongruencias no se hacen esperar sino cuando
el mismo obispo Augusto Thiel dice visitar lo que resta del antiguo San Mateo
pero no en Matama sino en tierra de Chirripoes (actuales selvas del Este de
Turrialba) a 6 horas de Moravia donde este realiza una corta misa para seguir
su camino Tierra Adentro. William Gabb creía en la posibilidad de que el
Tisingal estuviese situado en esta región, al que el mismo llama Cerro San
Mateo, entre la planicie de Sahara (Moravia de Chirripó) y las Lagunas Ayil,
las que el mismo visitó y exploró a finales del silo XIX. Actualemente corresponde según la cartografía
La Fila Picada Matina en el mismo sitio descrito con anterioridad.
Estuvo en Chirripó
de Turrialba es más probable según los escritos antiguos, pero realizar una
investigación más exhaustiva en Matama nos revelaría un poco más de la curiosa
historia entre la Talamanca y la Cartago colonial. Ya para el siglo XIX las
relaciones exteriores, el lento pero efectivo extirpe del fundamentalismo
religiosos en Costa Rica da auge a la llegada de investigadores y científicos
que vienen a investigar y explorar la Talamanca que pasó dormida más de un
siglo para la historia ante el nulo interés del costarricense de entonces por
conocer dichas poblaciones.
Qué es
Talamanca y que simboliza para Costa Rica esta tierra legendaria y mística, europeos
y norteamericanos se dan la tarea de explorar lo que hasta entonces era
desinterés total pero motivados en un renacimiento de las leyendas del Tisingal.
A inicios del siglo XIX Rafael Francisco
Osejo publica sus primeras notas de Geografía de Costa Rica, ese mismo
personaje ilustrado que lucho a favor de la república en la era del imperio de
Iturbide, vuelve a despertar los anhelos por encontrar el tesoro. Sin embargo es
importante recalcar los anhelos de Osejo de unirse a la Gran Colombia a la quizá parecía tener el
pueblo de la meseta más rasgos en común que con la desvanecida Nueva España. Esa
misma naciente nación sería la que intentaría dominar por completo Talamanca
pero que resultaría con la pérdida de Las Bocas del Toro hasta entonces
costarricenses.
William More Gabb,
destacable geólogo invaluable para los estudios geográficos del país, además de
otros tantos aventureros como Francisco Bonilla y José María Figueroa se
lanzaron mediados y finales del siglo
XIX a buscar el mítico Tisingal desde las tierras chirripoes hasta los Valles
de Taini o la Estrella y recorriendo las
riveras de los ríos Coen, Urén, Lari y Telire sin importantes resultados. A
esto menciona Gabb “La geología de Coén cabécar y alto Tiribí le confirman que el
Tisingal no puede estar aquí”.
La existencia
del Tisingal quizá nunca fue más que una leyenda o una exagerción, pero nuestro
verdadero tesoro aún existe y se llama Talamanca.
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Supuestos restos de San Mateo |